La naranja mecanica |
Mientras andábamos por el borde del muelle, iba yo aparentemente tranquilo.
Pero cavilando todo el tiempo... así que Georgi seria ahora el general, dictando lo que teníamos hacer o no hacer, y Dim su perro faldero de sonrisa boba.
Pero de repente caí en la cuenta que el pensar es para los atristos y que los ominosos cuentan con la inspiración y con lo que el señor manda.
Porque ahora, venia en mi ayuda una música deliciosa,
había una ventana abierta, con un tocadiscos en marcha,
y en seguida vi el camino a seguir…
que bonito niña, el andar... el descubrir
ResponderBorrarun beso de Cora
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